Pedro Cantero: "Ya lo decían nuestras madres: la comida no se tira"

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SOGAMA
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  • Pedro Cantero: "Ya lo decían nuestras madres: comida no se tira"
  • Así se expresó en EsRadio Pedro Cantero, Director de la Escuela de Adultos del penal de Monterroso, donde explicó el alcance de un proyecto que han iniciado en el centro con el objetivo de reducir el desperdicio alimentario, en sintonía con la pretensión de la Comisión Europea.
  • La iniciativa, que se encuentra en una fase inicial de recopilación de datos, pretende, además, transmitir la importancia que una dieta variada y equilibrada tiene para la salud y el bienestar.
  • A pesar del elevado número de personas a atender, Cantero defendió la calidad de los menús que se sirven en los centros penitenciarios.
  • Es consciente de la complejidad que supone modificar hábitos dadas las particularidades de la institución y el carácter multicultural de los internos, pero confía en disponer de cierto margen de maniobra para, entre todos, ir reeducando las preferencias gastronómicas.

En declaraciones a EsRadio Galicia, el Director de la Escuela de Adultos del Centro Penitenciario de Monterroso (Lugo), Pedro Cantero, explicó la filosofía del proyecto “La comida no se tira”, con el que pretenden, no sólo reducir el desperdicio alimentario, en sintonía con los objetivos de la Comisión Europea, sino transmitir también a los internos el valor de los alimentos y la importancia que tiene para la salud una dieta variada y equilibrada.

Recuerda así la sabiduría de las madres cuando, con el viejo dicho “La comida no se tira” ensalzaban la importancia de preservar un bien del que, desgraciadamente, no todo el mundo puede disfrutar a diario, ya que millones de personas pasan todavía hambre.

El proyecto, enmarcado en un plan más amplio de sostenibilidad en el que el penal lleva inmerso hace más de un lustro, constituye una vía con la que formar en el consumo responsable y la importancia de una nutrición adecuada para el bienestar y la calidad de vida.

Tal y como explicó Cantero, se encuentra en una fase inicial de recopilación de datos, ya que, para establecer un plan de acción, es necesario saber previamente cuánta comida se tira, por qué se desperdicia, qué tipo de alimentos se desechan en mayor medida y cuáles son las razones que se encuentran detrás de esta mala práctica.

Defendió también la calidad de los menús que se sirven en los centros penitenciarios, toda vez que son diseñados y planificados con equilibrio y proporcionalidad, integrando todos los ingredientes propios de una dieta saludable. A pesar del elevado número de personas a las que atiende el servicio de cocina, la preparación de la comida es excepcional, y ello a pesar de que, en muchas ocasiones, es necesario atender las necesidades de aquellas personas que, por enfermedad o por una cuestión cultural, tienen restringida la ingesta de determinados alimentos.

La iniciativa, novedosa en un centro distinguido por ser pionero en el ámbito de la educación ambiental, ha conseguido atraer la atención de los distintos servicios que operan en el mismo; desde el propio de cocina hasta el médico, atención social, educativo y jurídico.

Reeducando hacia el futuro

El Director de la Escuela de Adultos es consciente de la complejidad que supone modificar hábitos dadas las particularidades de la institución y el carácter multicultural de los internos, pero confía en disponer de cierto margen de maniobra para, entre todos, ir reeducando las preferencias gastronómicas. “Queremos que los internos tomen conciencia de la importancia de la alimentación, que confíen en los productos saludables en detrimento de otros de peor calidad y con gran concentración en grasas y azúcares”.

Considera que la reorientación de prácticas requiere tiempo y por eso intenta huir de actividades puntuales con escaso futuro. Prueba de ello son las distintas acciones medioambientales en las que la escuela están trabajando de forma permanente desde hace tiempo: el autocompostaje, con varios compostadores en funcionamiento en los que obtienen abono natural que utilizan luego en sus huertos ecológicos, que destinan al cultivo de diferentes productos. Sin embargo, tal y como advirtió, “nuestro interés no está en la producción, sino en el aprendizaje”, aunque, en tono de humor, añadió que “los tomates se nos dan bien”.

Se refirió igualmente al vermicompostaje como una opción de tratamiento de la materia orgánica que está teniendo una excelente acogida entre los internos, con la garantía de obtener a partir de esta técnica un humus con inmejorables propiedades fertilizantes.

Acciones todas ellas que no son un fin en sí mismo, sino el camino hacia una nueva vida que vendrá de la mano de la reinserción social.

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