En mayo de 2017 arrancaban, de nuevo, las obras para construir una incineradora de residuos urbanos en Gipuzkoa: la planta de Zubieta. Ya había sido rechazada por la sociedad, sin embargo, ha sido declarada de nuevo como prioritaria por la Diputación Foral encabezada por PNV y PSE-PSOE. Un negocio redondo para algunos (empresas y sus necesarios colaboradores políticos) y una ruina sanitaria y ambiental para la sociedad guipuzcoana, que tendrá que sufrirla durante varias décadas.
Para intentar frenar semejante despropósito ha nacido Hitzartu, una iniciativa ciudadana ideada por el colectivo de padres y madres GuraSOS preocupados por las consecuencias que la incineradora tendrá en la salud. La iniciativa pretende elaborar, con la máxima participación pública posible, un plan integral de gestión de residuos urbanos para Gipuzkoa para el periodo 2017-2030, que se entregará a la Diputación en diciembre de 2018.
La novedad de esta iniciativa es que la sociedad civil será la que financie a través de una recogida de fondos todo el proyecto participativo. Ello garantiza la independencia del plan resultante sin intereses empresariales ni políticos detrás.
Las empresas incineradoras y sus “corsarios” políticos han vendido, y siguen vendiendo, el eslogan “de residuo a energía” y “vertido cero”. Afirman, de forma falsa, que pueden convertir los residuos domésticos, neumáticos y los residuos peligrosos en electricidad “renovable” de una forma segura, rentable y sostenible. Pero lejos de ser una fuente de energía renovable, las incineradoras y los vertederos emiten al aire, al suelo y al agua contaminantes que son perjudiciales para la salud, gastan más energía de la que pueden generar y contribuyen al cambio climático.
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