Las organizaciones ecologistas reclaman mayor compromiso en la economía circular

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  • ¿Por qué las organizaciones ecologistas no nos adherimos al Pacto por una Economía Circular?

Sobre la Entidad

Greenpeace
Greenpeace es una organización independiente, política y económicamente, que utiliza la acción directa no violenta para atraer la atención pública hacia los problemas globales del medio ambiente e impulsar las soluciones necesarias.

Las organizaciones abajo firmantes no nos adherimos al Pacto por una Economía Circular promovido por los Ministerios de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y de Economía, Turismo y Agenda Digital, cuya firma por agentes económicos y sociales tuvo lugar el lunes 18 de septiembre por las siguientes razones:

Procedimiento poco participativo

El texto o manifiesto del Pacto no ha sido sometido a un proceso participativo de consulta . Se nos ha enviado un texto cerrado por parte del MAPAMA una semana antes que la celebración del evento de la firma del Pacto (18 de septiembre de 2017), sin ninguna posibilidad de hacer aportaciones o enmiendas al mismo.

Consideramos que no es necesario ningún pacto para la Economía Circular sino favorecer la participación de los diferentes sectores en los procesos políticos relacionados y una implementación valiente de medidas ambiciosas y su seguimiento y control por parte de la administración.

Las organizaciones ecologistas denuncian que el texto del Pacto no recoge conceptos fundamentales de la Economía Circular (EC), tales como:

  • No se plantean objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero ni objetivos de reducción de recursos per cápita.
  • No se plantean los objetivos de “residuo cero”, partiendo de la situación que el 70% de los residuos domésticos se depositan en vertederos o se incineran. No se menciona cómo se va a tratar la problemática de los residuos de envases que se abandonan en el medio natural o en nuestros mares, las llamadas basuras marinas, que proliferan en nuestras costas y mares.
  • No existe ni una palabra sobre la necesaria reducción del consumo energético y el aumento de la eficiencia energética, a pesar de que el Estado español es uno de los países europeos donde ha sido mayor la emisión de gases de efecto invernadero en los últimos 15 años, debido principalmente al uso ineficiente de la energía y al abandono de la promoción de las energías renovables.
  • El preámbulo está teñido del más puro desarrollismo, persiguiendo un objetivo imposible: el crecimiento económico y simultáneamente una reducción en el uso de recursos materiales y energéticos.
  • No se menciona el principal indicador de la eficiencia energética, la intensidad energética (ktep/unidad de PIB), cuya reducción en el Estado español es insuficiente comparada con la media de la Unión Europea.

Otro indicador necesario para medir la eficiencia de los procesos productivos es el cálculo de la huella ecológica en el uso de materiales, agua, tierra y carbono, que no se menciona.
Tampoco se menciona la necesaria prohibición de la obsolescencia programada, existente todavía en diversos sectores de producción de objetos de consumo. El ecodiseño debe relacionarse con la durabilidad de los objetos de consumo, la posibilidad de su reparación (hoy imposible en muchos objetos), la utilización de materiales reciclados y reciclables y la reducción o prohibición del contenido de sustancias peligrosas.

No estamos de acuerdo con la equiparación que se recoge en el Texto del Pacto acerca de la eficiencia en los procesos productivos con la implantación de los sistemas de gestión ambiental, cuando estos últimos lo único que aseguran es que el proceso productivo tendrá una mejora continua y que se cumplirá las normativa ambiental.

No se habla de la producción limpia. En una EC las sustancias peligrosas no deberían dificultar los procesos de reutilización, reparación y reciclaje.

Para impulsar la EC es imprescindible gravar fiscalmente el uso de materiales vírgenes y de un solo uso y reducir los impuestos e incentivar las actividades de reparación y reciclaje, fomentando las empresas que avancen hacia modelos circulares de producción y consumo. Debería gravarse la incineración y el vertido de los residuos, tal y como ya recomendó recientemente la Comisión Europea al Estado español.

Se debería impulsar la implantación de sistemas de depósito, devolución y retorno de envases son útiles para educar a la ciudadanía sobre el valor del reciclaje, así como para recuperar unos residuos que muchas veces acaban abandonados en el medio natural. Además es el único sistema que permitiría la recuperación del mercado doméstico de envases reutilizables, imprescindible en un modelo de consumo en el marco de la economía circular. 

Es necesario cerrar el ciclo de nutrientes en el sector agrícola, de forma que el nitrógeno, fósforo y potasio vuelvan a la tierra en forma de compost. Para ello es imprescindible la implantación obligatoria de la recogida selectiva de la fracción orgánica de los residuos domésticos y asimilables.

Las asociaciones ecologistas demandan al Ministerio que la Estrategia Española sobre la Economía Circular se apruebe tras un proceso participativo y cumpliendo con las determinaciones del Convenio de Aarhus y la Ley 27/2006, que regula la participación democrática en los procesos de aprobación de los planes y estrategias con contenido medioambiental.

La Economía Circular presenta grandes beneficios al medio ambiente y a la creación de empleo de calidad, y es una estrategia necesaria e imprescindible para poder cumplir con los compromisos internacionales (Acuerdo de París sobre el cambio climático) y disminuir la presión sobre los recursos naturales y los ecosistemas.

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